Spleen e Ideal

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Charles Baudelaire

En un año signado por la incursión en la poesía, creo cada vez más que es el lenguaje con el que habla el alma. En notas anteriores marcaba lo oportuno de que ciertos poemas llegaran a mis manos en distintas etapas anímicas. Como aquella música que escuchamos y queda asociado sentimentalmente a un momento triste o alegre, la poesía tiene esa capacidad de calar aún más hondo, de cachetear las emociones desde la simple sucesión arbitraria de las palabras.

Me pasó nuevamente. Esta vez fue Charles Baudelaire y sus Flores Del Mal. Quizás uno de los poetas más influyentes del siglo XIX y uno de los representes clave de la poesía del romanticismo. Tildado de obsceno e inmoral. Censurado por la París de mediados del 1800, nunca le tembló el pulso para hablar de prostitutas, amantes, religión, muerte y depresión entre otros temas.

Partiendo de la pintoresca París, su entorno y sub mundo y sus vivencias, Baudelaire escribe desde las cosas simples y hace de ello, en el conjunto de sus poemas, una expresión crítica de la época. Su sensibilidad desenmascara el vaivén de un poeta para encontrar aquella belleza ideal en el mundo externo, por demás inexistente, y la melancolía eterna del alma humana. De estas premisas surge el primer conjunto importante de poemas de Las Flores Del Mal denominado Spleen e Ideal.

Spleen, aquel estado de melancolía y tristeza sin una causa aparente a simple vista, es la forma que toma la vida frente al desgano, el quiebre de las ilusiones y la repetición del tiempo. El ideal es la escapatoria fútil a este estado de spleen el cual, según el autor, es inevitable. El Ideal para Baudelaire es:

Yo deseo relatarte, ¡oh, voluptuosa hechicera!
Los diversos atractivos que engalanan tu juventud;
Pintar quiero tu belleza,
Donde la infancia se alía con la madurez.

Cuando barres el aire con tus faldas amplias,
Produces el efecto de un hermoso navío haciéndose a la mar,
Desplegado el velamen, y que va rolando
Siguiendo un ritmo dulce, y perezoso, y lento.

El Hermoso Navío, 1857 (Fragmento)

El Spleen arrasa con todo y de manera poética también muestra su belleza:

Cuando la lluvia, desplegando sus enormes regueros
De una inmensa prisión imita los barrotes,
Y una multitud muda de infames arañas
Acude para tender sus redes en el fondo de nuestros cerebros,

Las campanas, de pronto, saltan enfurecidas
Y lanzan hacia el cielo su horrible aullido,
Cual espíritus errabundos y sin patria
Poniéndose a gemir porfiadamente.

Spleen IV, 1857 (Fragmento)

¿El ideal inalcanzable es el causante del spleen? Si, mientras este sea inalcanzable. ¿El spleen existiría igual sin el ideal? Si, es la representación del mundo moderno, donde la desaparición del ideal desarma las certezas y siembra la duda infinita. ¿Por qué existe el Ideal? Porque buscamos escapar, y en ese escape somos libres de volar sobre un cielo de sueños. La trascendencia de Baudelaire consistió en evidenciar las bellezas poéticas que se ocultan en las dos caras de una misma moneda.

Tanto he soñado

Los doctores que saben de esto aseguran que cuando dormimos siempre soñamos. Yo, a pesar de cualquier esfuerzo matutino, tengo la terrible desdicha de recordar tan solo uno o dos al mes. Los pocos que logro rememorar tratan siempre de lo mismo. De los que caen en el olvido, solo queda especular. Pero, aunque no consiga recordarlos, algo muy dentro mío me dice que todos son el mismo sueño.

«Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo
y besar sobre esa boca
el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto he soñado contigo,
que mis brazos habituados a cruzarse
sobre mi pecho, abrazan tu sombra,
y tal vez ya no sepan adaptarse
al contorno de tu cuerpo.
Tanto he soñado contigo,
que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie,
con mi pobre cuerpo ofrecido
a todas las apariencias
de la vida y del amor, y tú, eres la única
que cuenta ahora para mí.
Más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios, que los primeros labios
y la primera frente que encuentre.
Y frente a la existencia real
de aquello que me obsesiona
desde hace días y años
seguramente me transformaré en sombra.
Tanto he soñado contigo,
tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.»

Robert Desnos; A la Misteriosa (1926)

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Tocar

Hace un par de días, más precisamente el jueves del paro, me encontraba caminando por las calles del centro junto a mi hermano. Habíamos terminado de ver la función de Séptimo Día y le propuse recorrer Corrientes hacia el Obelisco y parar en alguna pizzería a comer algo. La noche estaba algo nublada pero agradable. El ser un día de huelga hizo de esas horas algo raramente único. Parecía un domingo típico, donde solo están abiertos locales gastronómicos, teatros y algún que otro kiosco. La diferencia estaba en el ruido del tráfico, o mejor dicho, en la ausencia de este. Muy pocos autos y ni un colectivo rugiendo sus motores. El murmullo de la calle se hizo presente, podía escucharse como las parejas se decían y reían cosas al oído o a la multitud en la vereda de enfrente esperando para sacarse una foto con la actriz que salía de hacer su función. Cubiertos y platos a través de los ventanales de las tradicionales pizzerías, charlas de política y fútbol entre amigos en las mesas sobre las veredas. Un tema de Charly a lo lejos desde la única disquería abierta a esa hora.

Cuando salimos de comer unas porciones de Kentucky recomendé a mi hermano que camináramos despacio para bajarlas sino la patada al hígado la sentiríamos todo el fin de semana. Desde la esquina ya se veía la luminosa marquesina del Paseo La Plaza, como todos los teatros, se encontraba abierto. Al llegar a la entrada veo de refilón a una señora que se acercaba a todo aquel que entrara o saliera del complejo. Lo primero que atiné a escuchar fue “vendo” e inmediatamente mi cerebro puso mi cabeza a mirar nuevamente hacia adelante. Pero, luego de un par de pasos, y gracias a que ese día no había colectivos para tapar la voz de la anciana pude escuchar por completo la frase “vendo mis poemas”.

Me di vuelta, pedí a mi hermano que me esperara un segundo y mientras buscaba el vuelto de las pizzas me acerque a la señora para comprarle uno de los poemas. Al verme me dio un pequeño tríptico con varios de sus escritos, me leyó uno:

Yo toqué una flor

Toqué la energía

Toqué la ilusión.

Yo toqué un amor

Toqué la alegría

Toqué la emoción.

Yo toqué el dolor

Que me perseguía

Y se transformó en pura poesía.

Y me quedé días sorprendido de como esa poesía me había tocado en el momento indicado. La cual, cosas del destino, no habría llegado a mis manos de no haber sido por una huelga.

paseo

#diamundialdelapoesia

Hoy de nada me sirve poner por escrito lo que quiero decir con mi voz.

Enamorarme de ti fue la aventura de navegar un mar en la tempestad,

pero olvidarte es naufragar en la solitaria calma del mar eterno.

Vivo en este pequeño bote maltrecho que es mi cuerpo,

y la sensación de que todo es un error nubla mi cielo guía.

Solo me queda enviar en una botella este pensamiento,

con la esperanza de que arribe a un corazón pleno de alegría.

Porque aunque los oídos son sordos y los ojos ciegos,

en alguna isla existirá el latido que sea el faro de mis días.

Hecho en el cielo

made-in-heaven-deluxe-edition-remasteredPasados ya mis 30 años me he dado cuenta que mi álbum de cabecera desde los últimos 20 ha sido Made in Heaven de Queen. Desde su llegada a mis manos, de cómo descubrí Queen y cómo a través de los años cada uno de sus temas se fue ajustando al momento particular que me atravesara vivir, Made in Heaven se convirtió en la expresión musical de mi ser. Porque todos tenemos bien dentro nuestro ese álbum que dialoga de una particular manera con el alma. Una colección de música que sirve como banda sonora de los días de nuestra vida.

Un documental grabado de la televisión en un vhs fue el primer contacto con la banda británica, tenía tan solo diez años. El programa especial de una hora bastó para conocer una de las historias más sorprendentes y tristes del rock. Estaba impactado por la muerte de Freddie Mercury en plena cima del éxito. Tuve conciencia por primera vez del SIDA y cómo la enfermedad fue consumiendo a uno de los mejores cantantes de la historia, pero que pese a todo siguió en pie entregado a la música hasta el final. El programa finalizaba con la presentación del último disco en estudio con grabaciones inéditas, a poco más de cuatro años de la perdida su voz volvía a la vida. Recuerdo haber quedado transportado al oír escasos segundos de los principales temas del álbum. Una y otra vez rebobinaba el vhs para escucharlos nuevamente.

Mi fanatismo por Queen había llegado a los oídos de un conocido de mi padre. El cual, al enterarse, me regaló una grabación en cassette del álbum junto a un par de temas más de la banda. Tanto había gastado esa cinta que mis viejos decidieron regalarme para mi cumpleaños el CD, mi primer CD. Aún no teníamos un equipo musical con reproductor, pero si teníamos una computadora con lectora. Era la computadora del negocio, la computadora que mi viejo usaba para llevar la administración de su video club. Debía esperar a que llegara la una del mediodía, al estar en un barrio los comercios cerraban por la tarde y esa era mi oportunidad para escucharlo.

Hoy día no encuentro explicación al cómo, pero esos temas me transmiten mucha paz. Los primeros años se encontraban envueltos por la mitología que generó la muerte del cantante. La tragedia se hacía música y de esta manera se convertía en la mejor despedida desde el más allá que podía esperar cualquier fan de Queen. Porque ya a esa altura me consideraba un fan. Gracias a ellos, me reconcilie con el inglés, porque de chico no me gustaba ni un poco. Heaven for everyone, fue el tema que le pedí traducir a mi profesora particular. En esos tiempos aún no contábamos con internet para simplificarnos el trabajo.

Gracias a temas como Made in Haven y I was born to love you conocí la carrera solista de Mercury. Too Much love will kill you me enseño que el amor también puede causar dolor, pero para ese entonces You don´t fool me ya se había transformado en el presagio de una relación tormentosa. Y cómo no dejarse llevar a travez de esos viajes oníricos que son A Winter’s tale o Mother love.

Hace ya varios años se había convertido en un álbum especial para levantarme el ánimo en los tiempos difíciles. Pero hoy día ya no es necesario, lo disfruto como si fuera la primera vez, como si aún estuviese sentado frente a la computadora del negocio. Y si bien tengo la discografía completa de la banda remasterizada en el 2011 en la cual se incluye Made in Heaven por supuesto; aún sigo colocando en el reproductor el CD apenas rayado que me regalaron mis viejos hace ya 20 años.

Made in Heaven Full Album

Propias del amor…

Carl

Carl Gustav Jung

“Propias del amor son la profundidad y la sinceridad del sentimiento, sin las que el amor no es amor sino mero capricho”. De esta manera el psicólogo Carl G. Jung intentó resumir su solución al problema del amor, el cual supone un desafío para la totalidad de la persona. Es claro y directo cuando asegura que solo existen soluciones satisfactorias cuando se juega el todo por el todo. Las nimiedades son parches que no sirven para nada.

No existen medios sencillos para hacer fácil una cosa difícil como es la vida, y el amor, como parte integral de esta, no es la excepción. Para Jung el amor exige una actitud incondicional; espera una total entrega. Así como solo el creyente que se entrega por completo a su dios llega a ser partícipe de la gracia divina, el amor solo devela sus más altos secretos y maravillas a quien es capaz de la entrega y la felicidad incondicional del sentimiento. Pero este esfuerzo es tan difícil que seguramente son muy pocos los mortales que puedan presumir de haberlo conseguido. Precisamente porque el amor más entregado y más fiel es también el más hermoso, no debería nunca buscarse lo que pudiera hacerlo fácil.

Es sorprendente que estas reflexiones se hayan pronunciado hace casi cien años cuando internet no existía ni en la teoría y nadie imaginaba que el estrés de la vida social haría del hombre un ser prácticamente aislado del presente. Hoy vivimos en la era de la inmediatez, el tiempo es la materia más preciada y no se puede desperdiciar en la introspección de los sentimientos. Cuanto más nos hundimos en la rutina más nos despegamos del tiempo presente y tratamos de encontrar la manera más rápida de escapar a la soledad. De ésta manera las redes sociales se convirtieron en la estrella de nuestra era.

Ésta estrella guía es la herramienta ideal que combina la inmediatez y la posibilidad de conocer a una persona a través de un simple resumen. La velocidad desenfrenada es la ley, lo primero en ser evaluado es el físico, luego los gustos, después las fotos (la imagen es de suma importancia) y por último examinamos minuciosamente la personalidad por medio de uno o varios chats. Sin darnos cuenta dejamos los sentimientos en segundo plano porque vivirlos demandaría mucho más tiempo y quizás lo que encuentre no me guste, en consecuencia, nos convertimos en objetos.

El buscar el camino más fácil nos transformó en substancias descartables y en muchos casos, lamentablemente, nos volvemos consciente de esto cuando ya es inevitable. Tarde o temprano los sentimientos afloran y si no poseen la profundidad necesaria para el amor traen consigo nuevamente la amargura, la tristeza y la desazón. La imposibilidad de conectarse en profundidad con lo que uno siente, con la vida y con el presente es lo que en nuestros días está matando al verdadero amor.

Pero, ¿Cómo distinguir un mero capricho de algo verdadero?, ¿Cómo llegar a esa profundidad y sinceridad del sentimiento? Jung asegura que hay que comprenderse en buena medida a uno mismo si uno pretende realmente entenderse con otro. Para ser consiente de mí mismo debo poder diferenciarme de los otros. Únicamente donde existe esta diferenciación puede tener lugar una relación. Pero no menos cierto es el hecho de que en el momento que uno admite amar a alguien, admite tener mucho que perder. Sin embargo, conocerse a ese nivel implica una autoestima elevada, por lo tanto, cuando uno es consciente de que el sentimiento es profundo y sincero no le temerá a no ser correspondido.

El difícil arte de escribir

plumaYa pasó más de un año sin haber publicado ni un pequeño párrafo en este blog. Si la última nota hacía referencia a cómo enamorarse con algunas preguntas esta vez me pareció adecuado alejarnos del amor (no mucho) y abordar la ardua tarea de escribir. Seamos honestos, siempre hay algo para expresar independientemente del medio que elijamos para tal fin. La música, la pintura, el cine, una charla de café con amigos, una carta, una indirecta en las redes sociales. Todos son posibles y todos encierran diferentes grados de dificultad.

El Nobel de literatura Thomas Mann caracterizaba de manera ingeniosa su profesión. El señalaba que “Un escritor es alguien para quien la escritura es más difícil de lo que es para otras personas”. Hasta ahora no leí una descripción tan acertada de lo que fue este último año. ¿Pero donde radica ésta dificultad? Aunque tengamos siempre algo para decir muchas veces lleva su tiempo transformarlo en algo claro y preciso; y mucho más difícil se hace si la intención es compartirlo con el mayor número posible de personas.

La materia prima de un escritor es la vida misma dividida en experiencias, emociones, traumas, amor y todo aquello que sea importante para conformar la personalidad de cada uno. Constantemente, buscadas o no, la vida nos sorprende con nuevas experiencias y muchas de ellas tienen la capacidad de transformarnos. La vida siempre va un paso a delante y asimilarlo para volcarlo al papel puede llevar su tiempo. Se pueden sentir cosas nuevas pero la capacidad de escritura es vieja, hecha para la persona que era antes, y ahora ya no alcanza. Es ese momento en el que todo se paraliza, el contenido desborda las palabras, la estructura y la forma. Es tanto lo que uno quiere expresar que el bloqueo se asemeja a un inmenso dique intentando contener la inundación que puede provocar un río a punto de rebasar.

Muchos pueden decir que hay que dejar correr el agua, pero a veces es tanta que la inundación resultante no ayuda sino que empeora, desordena, destruye y a fin de cuentas arrasa con todo a su camino sin dejar nada claro en pie. El secreto quizás esté en aceptar el momento, escuchar lo que nos cuenta nuestro alrededor, madurar, crecer y hacer más fuerte ese dique para poder soltar la presión de tal manera que la energía producida sea limpia, duradera y liberadora con uno mismo. Aprender a expresar de manera artística lo que sentimos es un acto de madurez constante que ocupa toda la vida. La inspiración llega cuando iluminamos esos sentimientos, inmediatamente la creatividad será la encargada de transformar eso en un texto, una pintura o una partitura.

Una persona que ama escribir debe comprender que amar también es un arte. Esto implica que exista al menos una técnica para dominarlo y ponerlo en práctica. Ahora bien, para Erich Fromm la práctica de cualquier arte tiene ciertos requisitos. En primer lugar requiere disciplina: nunca haré nada bien si no lo hago de una manera disciplinada; cualquier cosa que haga solo porque tengo el estado de ánimo apropiado puede constituir un hobby más nunca llegaré a ser un maestro en este arte. La concentración es la segunda condición indispensable. Parece difícil en una cultura que lleva a una forma de vida difusa y desconcentrada donde se hacen muchas cosas a la vez. La falta de concentración se manifiesta claramente en nuestra dificultad para estar a solas con nosotros mismos. Un tercer factor es la paciencia, necesaria para lograr cualquier cosa. Si aspiramos a obtener resultados rápidos, nunca aprenderemos un arte. Una vez cumplido los requisitos, la práctica del arte de escribir y amar requiere la práctica de la fe. Entendemos aquí a la fe como la cualidad de certeza y firmeza que poseen nuestras convicciones. Tener fe requiere coraje, la capacidad de correr un riesgo, la disposición a aceptar incluso el dolor y la desilusión.

El estar atento para escuchar que es lo que la vida nos tiene para decir parece ser una de las tareas más difíciles, mientras tanto continúo atesorando en papelitos lo que ella me susurra al oído.

Amor a 36 preguntas de distancia

1421860773_040293_1421942349_noticia_normalEn 1997 el psicólogo estadounidense Arthur Aron dio forma a un cuestionario de 36 preguntas para generar intimidad, no necesariamente amorosa, de forma gradual. El objetivo era crear una relación cercana en los psicólogos en el contexto de un laboratorio de modo que se pudieran manipular y observar las variables de esta relación. Aron conformó algunas parejas entre hombres y mujeres. Una de ellas se conoció en este experimento y seis meses después contrajeron matrimonio.

Esta historia pasó desapercibida hasta hace un par de semanas cuando Mandy Len Catron, profesora de letras de la University of British Columbia en Canadá, publicó en The New York Times como se enamoró gracias a estas 36 preguntas. En palabras de ella “Lo que disfruto sobre este estudio es la forma como él (Arthur Aron) asume que el amor es una acción. Él nos deja en claro que lo que importa para mi pareja es importante para mí, porque tenemos, cuando menos, tres cosas en común y porqué me deja mirarle”.

Luego de las 36 preguntas le siguen cuatro minutos mirándose cada uno a los ojos en silencio. Len Catron recuerda ese momento de esta manera “Sé que se dice que los ojos son la ventana del alma, o lo que sea, pero el quid del momento no era sólo que yo estaba mirando a alguien, sino que estaba mirando a alguien que me estaba mirando a mí. Una vez acepté la terrorífica idea de la que me había dado cuenta y di tiempo para que se asentara, llegué a un sitio inesperado.”

La idea es que la vulnerabilidad mutua promueve cercanía. Mostrarse vulnerable ante otra persona puede ser extremadamente difícil, por eso las preguntas obligan esa aproximación. El objetivo es mostrar cómo la intimidad entre dos completos extraños puede acelerarse. Las 36 preguntas del estudio se dividen en tres grupos, con cada conjunto destinado a profundizar más que el anterior.

Aquí están, bajo la entera responsabilidad del lector de sus consecuencias, las 36 preguntas para conocer y darse a conocer a otra persona.


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«El amor en tiempos descartables»

«Anotaciones sobre el Amor (Parte I)»


Grupo 1

  1. Pudiendo elegir a cualquier persona en el mundo, ¿a quién elegirías para cenar?
  2. ¿Te gustaría ser famoso? ¿Haciendo qué?
  3. Antes de realizar una llamada por teléfono, ¿prácticas lo que vas a decir?, ¿por qué?
  4. ¿Cómo sería el día “perfecto” para ti?
  5. ¿Cuándo fue la última vez que entonaste una canción para ti mismo? ¿Y para otra persona?
  6. Si fueras capaz de vivir hasta los 90 años y mantener, o la mente o el cuerpo de tus 30 durante los últimos 60 años de tu vida, ¿cuál de los dos elegirías?
  7. ¿Tienes alguna corazonada personal sobre cómo será tu muerte?
  8. Nombren tres cosas que tú y tu compañero parezcan tener en común.
  9. ¿Por qué cosa de tu vida en particular te sientes muy agradecido?
  10. ¿Si tuvieras la posibilidad de cambiar algo en la forma en que te criaron, que cosa sería?
  11. En cuatro minutos, cuéntale a tu compañero tu historia de vida con el máximo de detalles posible.
  12. Si te levantaras de la cama en la mañana y tuvieras la posibilidad de obtener cualquier cualidad o habilidad, ¿cuál elegirías?

Grupo 2

  1. Si una bola de cristal tuviera el poder de revelarte la verdad sobre ti mismo, sobre tu vida, el futuro o cualquier otra cosa, ¿qué te gustaría saber?
  2. ¿Hay algo que estés anhelando desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho?
  3. ¿Cuál es el máximo logro en tu vida?
  4. ¿Qué cosa tiene más valor para ti en una amistad?
  5. ¿Cuál es tu recuerdo más atesorado?
  6. ¿Cuál es tu recuerdo más desagradable?
  7. Si tuvieras el conocimiento de que morirás súbitamente en un año, ¿cambiaras en algo la forma en que vives ahora? ¿por qué?
  8. ¿Qué significa la amistad para ti?
  9. ¿Qué papel juega el amor en tu vida? ¿Y el afecto?
  10. De forma alternada, compartan algo que consideren una característica positiva de su pareja. Compartan un total de cinco cosas.
  11. ¿Qué tan cercana y afectuosa es tu familia? ¿Sientes que en tu infancia fuiste más feliz que la mayoría de las personas?
  12. ¿Cómo te sientes respecto a la relación que tienes con tu madre?

Grupo 3

  1. Hagan tres declaraciones verdaderas que contengan la palabra “nosotros”. Por ejemplo. “nosotros estamos en este laboratorio sintiendo…”
  2. Complemente esta oración: “Me gustaría tener alguien con quien compartir…”
  3. Si estás camino a convertirte en un gran amigo de tu compañero, por favor, comparte algo que sería importante que ella o él supieran.
  4. Menciona a tu pareja lo que te agrada de él o ella; dilo con honestidad, menciona el tipo de cosas que no puedes declarar a una persona que apenas conoces.
  5. Comparte con tu compañero un momento en el que hayas pasado mucha vergüenza en tu vida.
  6. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste frente a una persona? ¿Y a solas?
  7. Menciona a tu compañero algo que ya te guste de él o ella.
  8. ¿Qué, si existe algo, es demasiado grave como para hacer bromas al respecto?
  9. Si fueras a morir esta noche, sin la más mínima posibilidad de comunicarte con cualquier persona, ¿de qué es de lo que más te arrepientes de no haberle dicho a alguien? ¿Por qué no se lo dices?
  10. Tu casa, con todo lo que contiene, se incendia. Tras salvar a todos tus familiares y mascotas, tienes tiempo para salvar con toda la seguridad del mundo un objeto. ¿Qué sería y por qué?
  11. Imagina que de todas las personas de tu familia alguien tiene una muerte, ¿cuál sería más perturbadora y por qué?
  12. Comparte un problema personal y pide consejo a tu pareja sobre la forma como él o ella lo resolverían. Además, pídele a tu pareja que te diga como pareces estar sintiéndote sobre el problema que has elegido.

 


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«Propias del amor…»


 

Fuente: «To Fall in Love With Anyone, Do This» en The New York Times y «Estas son las 36 preguntas que conseguirán que te enamores» en El País

All You never say.

Del tiempo y el olvido

NostalgiaEs una sensación rara pero agradable, son solo unos segundos, son los primeros pasos de lo que luego se convertirá en pasado. Pero estos primeros segundos son como un nirvana, llenos de esperanza, de alegría, de dicha, hambrientos de felicidad. Son los que me hacen pensar que mañana será distinto de hoy y de ayer, que hay algo por lo que vale la pena salir a la calle y sentir las caricias del viento entibiado por el sol.

Me pregunto cuál es la distancia que separa un momento vivido del olvido. Si la experiencia fue buena, la distancia al olvido es proporcional a las ganas de revivir ese mismo momento. Cuantas más ganas tengo de retroceder el tiempo y revivir el pasado más largo se hace el camino al olvido. Si la experiencia fue mala, la distancia es proporcional al miedo de revivirla. Muchas personas viven hasta el último de sus días con un miedo que las paraliza y no les permite avanzar, dejar el pasado en su lugar y continuar.

Con el tiempo me he dado cuenta que cada uno tiene la respuesta en sí mismo. El pasado es pasado y solo vivimos en el presente. El tiempo no se puede detener, no sabemos que deparara el futuro, pero mientras tanto los segundos seguirán cayendo, el trabajo es hacer que cada uno valga la pena. Por eso, más que olvidar, lo interesante es transformar y reconocer que el pasado no se puede cambiar pero si puedo convertir mi presente.

Aprender del pasado pero no vivir de él o para él. El pasado solo debe dejar enseñanza, ser una referencia de que es lo que nos hace mal, que es lo que no queremos para el futuro y cuáles son las cosas que realmente importan. Difícil es transformar algo que uno no quiere dejar, recuerdos que no se repetirán, la nostalgia es el peor enemigo en esos momentos. No dejarse vencer por ella supone el primer paso de la transformación.

La nostalgia, ese sufrimiento de recordar algo que se ha tenido y que ahora no se tiene, es el velo que enceguece el presente. Es una muralla que no deja avanzar, que nos aísla de nuevas experiencias y personas por conocer. Comenzar a derribar esa pared, ladrillo por ladrillo, es comenzar a transformar el presente. Siempre sin dejar de lado que nos llevó a estar en ese lugar en un primer momento.

 

Al comienzo solo eran unos segundos que aparecían de improviso entre un mes lleno de ellos. A veces alcanzaban tres de ellos de los casi tres millones que transcurren en un mes. Gracias a esos tres hoy estoy aquí, escribiendo luego de tanto tiempo. Me preparo para cuando el reloj se los lleve, porque luego vendrán millones más que transformar. Agradezco estar consciente de los pocos que son buenos, saber valorarlos y no desperdiciarlos porque esos pocos segundos son el primer ladrillo que quito de mi muro.

 

Nada es igual.

Zamba para olvidar

OlvidoEn vano es tratar de rastrear las pocas visitas que osan perturbar la tranquilidad de este viejo blog. Difícil es cortar los lazos con quien ha dejado una marca imborrable en el corazón. Egoísta es creer que esa persona aun siga pensando en mí. Insensato, esperar que algún día vuelvas.

Una vieja zamba se pregunta “No sé para qué volviste; si yo empezaba a olvidar”… Pero es mentira, todavía no empecé a olvidarte, tan solo comencé a transitar el largo camino del adiós. Seguramente algún día todo quedará en el pasado, pero hoy el presente pesa demasiado. La respiración se hace entrecortada, la angustia se empeña en revisar, investigar, trata de encontrarte en algún sitio que antes fue nuestro o en alguna foto perdida. No entra en razón, no comprende que busca alivio en los lugares equivocados.

… “Que pena me da, saber que al final de ese amor ya no queda nada”… y no debe quedar más nada. Porque ya lo intentamos todo, porque ya soportamos todo y simplemente porque no creo que haya algo que deba quedar. Porque la traición, el engaño y la mentira no son cosas que deban quedarse y sin embargo son las que hoy tengo más presentes. Qué pena me da que no haya quedado el amor, la confianza, el respeto.

El primer reflejo fue cortar con todo, forzar el olvido y en vano tratar de borrarte de todos lados, … “La tarde se ha puesto triste; y yo prefiero callar”… Evitándote quiero defenderme, pero no puedo engañarme. Por momentos creo que ésta situación es más dolorosa que lo que hemos vivido juntos. ¡Me olvido; que ciego estoy! … “Para que vamos a hablar; de cosas que ya no existen”… Para que desperdiciar energía en algo que no tuvo, no tiene, ni debería tener más sentido.

… “Solo una pobre canción; Da vueltas por mi guitarra”… Y esa canción es la de seguir en pie y caminando hacia adelante. La de seguir soñando y creyendo en algo mejor. La de no bajar los brazos, luchar y crecer. Reconociéndose a uno mismo haciéndole frente a los miedos y las angustias. Porque no es una pobre canción si se toca rodeado de los seres queridos, de los amigos y de todas aquellas personas que creen en uno.

Y sin embargo, aunque seguro no lo seas, aún no puedo quitar de mi cabeza la idea de que alguna de esas visitas solitarias fueras tú.

Zamba para olvidar

No sé para qué volviste
si yo empezaba a olvidar
No sé si ya lo sabrás llore cuando vos te fuiste
No sé para qué volviste,
que mal me hace recordar
La tarde se apuesto triste
y yo prefiero callar

Para que vamos a hablar
de cosas que ya no existen
No sé para qué volviste
ya ves que es mejor no hablar

Que pena me da saber que al final
De ese amor ya no queda nada
Solo una pobre canción da vueltas por mi guitarra
Y hace rato que te extraña
mi zamba para olvidar

Mi zamba vivió conmigo,
parte de mi soledad
No sé si ya lo sabrás mi vida se fue contigo
Contigo mi amor contigo
Que mal me hace recordar

Mis manos ya son de barro,
tanto apretar al dolor
Y ahora que me falta el sol,
no sé qué venís buscando
Llorando mi amor llorando
También olvidame vos.

Ver

(Letra: Julio Fontana. Música: Daniel Toro)