Hoy, luego de mucho tiempo sin escribir, me siento nuevamente frente al teclado para dejar salir cosas que no puedo expresar verbalmente. Desde mi última publicación he cometido muchos errores. Errores que quizá de manera inconsciente cometí una y otra vez, pero totalmente seguro que de manera involuntaria han lastimado a otras personas.
Creo que no hay peor error que no asumir que se cometió uno. ¿Pero cuando sabemos que es un error lo que estamos haciendo?… Cuando nos damos cuenta que eso nos hace mal?, Cuando vemos que herimos a otros? Podemos cometer miles de errores durante nuestra vida y quizá muchos no los reconozcamos hasta el día de nuestra muerte. Quizá nunca nos demos cuenta que ciertas cosas pueden lastimar. Pero el día que nos damos cuenta de ellos debemos estar agradecidos.
El día en el que reconocemos que nos equivocamos es el día en el que crecemos un poco más como personas. Es el día en el que entendemos que nuestras acciones tienen consecuencias y que dichas consecuencias pueden ser contraproducentes para uno mismo. Podemos revivir errores del pasado que creíamos perdidos, olvidados pero que en el presente todavía pueden lastimar. Errores que quizás cometimos en etapas en las que uno se encontraba perdido, sin saber qué rumbo tomar. Pero que gracias a amigos o simplemente personas que el destino nos pone delante podemos corregir. Personas que nos sacan de la niebla y nos depositan nuevamente en la senda, quizás sin que nosotros mismos nos demos cuenta. Personas que no conocen nuestros errores pasados, pero no porque se los ocultemos, sino porque gracias a ellos retomamos el camino.
Son esos errores del pasado que no hacen otra cosa que vivir en él. Errores que seguramente nunca volveremos a cometer gracias a estas personas. Somos seres humanos y ninguno está exento de cometerlos. Lo grave sería no aprender de ellos, porque justamente si hay algo que nos hace seres humanos es por un lado cometer errores, pero por el otro reconocerlos y no volver a cometerlos.
¿Porque cometemos errores? Porque no nacemos sabiendo. Porque la experiencia también se adquiere equivocándose. Porque el error nos da esa sabiduría que los libros no nos pueden dar. Porque intentamos hacer las cosas lo mejor posible y a veces no nos damos cuenta que ciertas actitudes no son las correctas y lo que pensábamos que estaba bien resulta dañar a otros.
He cometido muchos errores en el pasado, he hecho cosas de las que no me enorgullezco. En un tiempo hubo errores que me llevaron a cometer otros errores. En el medio de todos ellos conocí esa persona que te devuelve a la senda y me olvidé de ellos. Comencé a cometer otros errores. Puse y pongo todo mi esfuerzo para no cometerlos porque sé que me dañan y no demuestran la persona que soy o que quiero ser, pero sobre todo porque dañan a quien no se lo merece. Sin embargo, por más que uno se esfuerce, los errores del pasado, aunque uno ya no los cometa, siguen estando y siguen atormentando con sus consecuencias, dañando y llevándonos nuevamente a la niebla.
Solo me queda por decir que me arrepiento de todos mis errores, de aquellos que no me dejaron crecer, vivir y soñar como mi corazón deseaba y sobre todo de aquellos que cometí sin saber que más adelante lastimarían a la persona que quiero.